En esta ocasión nos hemos acercado a las oficinas que Irsearaba tiene en Vitoria-Gasteiz para hablar con dos mujeres que han dejado su impronta en la entidad y en la propia ciudad, me atrevería a decir. Ellas son, Lucía Sarabia de Ayala, gerente del área socio educativa y de RR.HH. y, Pilar Colomer Robledo, responsable del área de proyectos e innovación…
Una suerte haber podido charlar con ellas y conocer más de cerca a esta entidad profundamente arraigada en la sociedad gazteistarra y que lleva más de 34 años trabajando con niños/as, jóvenes y familias en riesgo de exclusión social.
Un verdadero placer escuchar su relato y contagiarse de su ilusión, fuerza y tenacidad.
¿Podrías resumirnos cómo se fundó Irsearaba y su recorrido a lo largo de estos años?
Irsearaba nace en Vitoria en el año 1987, impulsada por un grupo de profesionales de diferentes ámbitos que veíamos con preocupación la situación de exclusión social y deterioro que vivían un gran número de jóvenes de la ciudad, en su mayor parte marcados por la heroína. Nuestro objetivo era el de trabajar con estas personas desde una perspectiva de atención directa, pero con la dificultad de que en aquellos años había una escasez absoluta de recursos sociales.
Comenzamos a trabajar en un programa piloto del Gobierno Vasco de atención a personas que habían delinquido por problemas de drogas. Inmersas en este programa nos dimos cuenta de que sería interesante poder trabajar con estas personas adultas y en peligró de exclusión a unas edades más tempranas. De esta manera, los resultados posiblemente fueran diferentes o al menos, la escalada de autodestrucción de estas personas no sería tan precipitada.
Así que nos pusimos manos a la obra y desarrollamos programas de educación de calle y de atención a menores en su propio medio. Estas actuaciones se vieron avaladas por el apoyo que recibimos del Ayuntamiento de Vitoria que, por otro lado, también estaba muy preocupado con estos/as chavalitos/as. Al mismo tiempo, seguíamos trabajando en los juzgados con la gente con problemas de drogadicción, en los programas alternativos a la prisión.
Poco a poco y gracias al trabajo de personas, entidades, administraciones y Ayuntamiento el desarrollo de los servicios sociales fue creciendo y ganando en importancia y profesionalidad. Por aquel entonces éramos un grupo de psicólogas/os, pedagogas/os y educadoras/es sociales, aunque todavía ni siquiera existía una educación social como tal. Era todo crear, no había nada, eran tiempos muy duros, laboralmente precarios e intensos, pero estábamos llenas de motivación y ganas por implementar ciertas metodologías de intervención o abordar ciertos ámbitos de intervención en los que existía una total desprotección.
Por ejemplo, nos dimos cuenta de que existía un nivel importante de desprotección en la infancia que no sólo era el social si no que era también el familiar y consideramos que era importantísimo trabajar sobre este eje, el familiar. Desde las instituciones y sobre todo desde el Ayuntamiento de Vitoria se produjo un proceso de normalización de la atención a menores y salieron a licitación los hogares de atención a estos menores. Nosotras, que éramos jóvenes y estábamos inmersas en ese mundo pues fuimos desarrollando y dotando de estructura y funcionalidad a los programas.
Desde nuestras especialidades, veíamos las necesidades que existían en determinados campos de intervención e intentábamos aplicar una metodología, siempre, desde una mirada muy inclusiva a la hora de trabajar con ese tipo de población.
Cuando fuimos creciendo como organización tuvimos que comenzar a prestar especial atención a los procesos de gestión y no fue nada fácil. Irsearaba fue creciendo al albor de las licitaciones y convenios que se firmaban con el Ayuntamiento de Vitoria, principalmente. Evidentemente, siempre presentándonos a las licitaciones en las que pensábamos que podíamos aportar nuestro conocimiento y abordar y afrontar correctamente las problemáticas que se nos presentaban.
Desde Irsearaba hemos intentado consolidar nuestros servicios, programas y al mismo tiempo seleccionar correctamente los trabajos y a los/as profesionales aportando, siempre, metodología y potenciando la mejora continua. Es importante remarcar la buena relación que tenemos con las diferentes instituciones, llevamos servicios y programas que dependen de Diputación, del Gobierno Vasco y del Ayuntamiento de Vitoria y en este diálogo se nos ha ido reconociendo como una entidad seria y que trabaja de manera profesional.
Como Irsearaba hemos tenido que esforzarnos en estar atentas a la gestión. La gestión económica, la gestión de las personas que trabajan con nosotras y también a la gestión metodológica, a la intervención, a la manera de cómo formamos y cómo configuramos los equipos de trabajo.
Todo ello nos ha permitido llegar a donde estamos. Desde sus inicios, que empezamos en un pisito pequeño en la calle José Mardones, pasamos a otro local en Errekatxiki que contaba con una oficina mejor preparada para trabajar y así, poco a poco hemos ido construyendo y creciendo hasta llegar a donde nos encontramos ahora. La sede en la que nos encontramos refleja nuestra sintonía con lo que es la sociedad actual (sostenibilidad, transparencia, innovación)
Algo que también querríamos destacar es que todos los programas que se han desarrollado han sido de carácter global, es decir, para toda la ciudad y se han establecido siempre en un sistema integral que ha incidido especialmente en los barrios o zonas de la ciudad donde hacían más falta.
Por otro lado, una de las grandes preocupaciones que ha tenido IRSE-ARABA es que nuestros/as profesionales estuvieran en las mejores condiciones posibles tanto laboralmente, como formativamente.
Actualmente ¿en qué proyectos estáis metidxs?
Tenemos dos grandes áreas de trabajo: la socio-educativa y la sociolaboral. En el área socioeducativa trabajamos con niños/as y adolescentes y también con sus familias. En esta línea desarrollamos servicios y programas de preservación familiar, de educación de calle, de inclusión y de colaboración con la justicia. También habría que destacar nuestro servicio de hogares funcionales o pisos de acogida donde niños/as y adolescentes son atendidas/os por un equipo de educadores/as especializadas/os.
También tenemos programas para formación y acompañamiento a las personas divorciadas en conflicto. El punto de encuentro familiar que depende de Gobierno Vasco es gestionado por nosotras, al igual que el servicio de medidas de libertad vigilada que también depende de Gobierno Vasco dirigido a jóvenes con procesos judiciales abiertos.
Por otro lado, en el campo de la inserción sociolaboral, trabajamos con las personas adultas, generando empresas de inserción como son ZABALTEGI (que se dedica a la prestación de servicios de hostelería), GARBINGURU (que presta servicios medioambientales) y AMAYA DIGITAL (que presta servicios de impresión digital a máxima calidad).
Son empresas que tienen que generar su propia economía y no es fácil. Ahora, por ejemplo, tenemos problemas con las cafeterías que, debido a la actual situación pandémica, son deficitarias.
Nuestra motivación siempre ha sido la de encontrar nichos donde poder desarrollar procesos de inserción desde lo laboral o educativo, siempre buscando una estrategia profesionalizada.
En la actualidad y al igual que en nuestros inicios, las personas usuarias siguen presentando las mismas problemáticas, en esencia la dificultad en sus procesos de inclusión en la sociedad..
Hemos aprendido a tener una mirada mucho más abierta, inclusiva y permisiva con las otras realidades, las diversidades; y a quedarnos con la esencia de lo que son los derechos humanos.
Nos hemos ido adaptando a los cambios sociales. Pero por parte de nuestros equipos actuales sigue existiendo esa vocación de las primeras personas fundadoras.
¿Y cómo os ha afectado la pandemia?
Al principio no había pautas, ni criterios, ni protocolos. No sabíamos por dónde tirar. Sin embargo, algo teníamos claro todo el equipo de coordinadores/as y responsables, teníamos que seguir manteniendo la atención a nuestros/as usuarios/as.
Durante este tiempo, nuestros esfuerzos se han centrado en intentar seguir prestando el servicio a la par de gestionar el impacto de la pandemia. Desde los equipos educativos se ha hecho un gran esfuerzo por mantener el contacto y seguir apoyando y acompañando a las personas atendidas con el fin de no romper la relación socioeducativa. A través de diferentes herramientas no presenciales (videollamadas, Skype, mail, Zoom, …) y presenciales contactaban con los niños/as en sus casas e intentaban seguir de la mejor manera con su labor. La preocupación era seguir manteniendo el contacto por teléfono y en la fase de la desescalada volver a los espacios abiertos, quedar en el parque, charlar y retomar las impresiones vividas por el estado de alarma. ¿Cómo seguimos atendiendo a estas personas para que sus condiciones no empeoren? ¿Cómo intensificar la atención en plena pandemia? Estas fueron las principales preocupaciones de los equipos educativos.
Y con los confinamientos todo esto se ha complicado mucho. Niños, niñas, personas adultas confinadas, educadores y educadoras confinados o equipos enteros que había que sustituir. Hemos tenido que tramitar pruebas de PCR, comunicarnos con epidemiología, resolver toda la casuística imaginable a través de la disponibilidad y coordinación exhaustiva con todas las personas implicadas en los procesos de trabajo yde gestión en este periodo.
¿Qué aporta Aisa, en este caso, a una organización como Irsearaba?
Bueno, Aisa nos aporta mucho desde el momento en el que una de nuestras grandes preocupaciones es el bien estar laboral de las personas que trabajan con y para Irsearaba. Por eso participamos en una red como Aisa.
De la misma manera, encontramos interesante el estar conectados con otras entidades para compartir experiencias y tener mayor conocimiento en todo el tema de las relaciones laborales.
Como referentes en Álava, de alguna manera, asumimos cierto liderazgo que, aunque no sea explicito está ahí. Hace tiempo que apostamos por dotarnos de una estructura que nos permitiera trabajar con garantías. Estar presentes desde el inicio en una red como AISA para que los derechos laborales de las/os trabajadoras/es de este sector sean defendidos está dentro de esta visión.