Entrevista a EDE Fundazioa

Hoy nos acercamos a EDE Fundazioa, una organización muy presente y conocida en el Tercer Sector Social de Euskadi en la que trabajan más de 375 personas junto a un equipo de más de 60 personas voluntarias.

En sus oficinas de Bilbao nos reciben Conchi Martín, coordinadora de Gestión y desarrollo de personas y José Puyo, Director de la entidad. Una oportunidad inmejorable para conocer de primera mano el latir de esta fundación.

¿Nos podríais contar cuándo y en qué entorno y circunstancias comienzan a gestarse los inicios de EDE Fundazioa?

El origen, la chispa nos llevaría a finales de los años 70 del pasado siglo, en el entorno de los movimientos juveniles, comunitarios y de educación en el tiempo libre, escultismo y grupos eskaut vinculados a la iglesia de Bizkaia. De hecho, los primeros proyectos y desarrollos están unidos a la formación de monitoras y monitores eskaut y de tiempo libre y al trabajo comunitario en barrios, cuestión en la que seguimos teniendo una vinculación significativa.

A lo largo de los años 1980-1990 el número de proyectos y ámbitos de intervención fue aumentando y se hizo necesario un plan de acción social más amplio, en el que se contemplaran aspectos como la igualdad, la no violencia, la cultura de paz, los temas medioambientales, etc. Al mismo tiempo, la organización se fue definiendo en su aspecto formal, incorporando profesionales, generando una estructura jurídica más reconocible, hasta llegar a su forma jurídica actual de fundación civil que además tiene agregadas otras estructuras jurídicas que conforman un ecosistema más amplio.

También es muy importante matizar, no sólo del dónde venimos, sino también el cómo lo hacemos. Desde los comienzos, cuando se trabajaba en las escuelas de tiempo libre, el diseño de los programas de formación se desarrollaba ligado a la acción, a partir del análisis y de la experiencia de los y las agentes sociales. El “cómo” tiene que ver con la manera en la que se construyen los procesos, siempre desde el diálogo, en alianza con quienes están en la intervención, en la primera línea. Sin duda alguna, esta es una marca identitaria de EDE Fundazioa.

¿Cuáles son vuestras principales líneas de trabajo?

Actualmente, tenemos tres ámbitos de trabajo bastante definidos. El primero, se centra en la gestión del conocimiento. Hablamos de formación, consultoría, investigación  y acompañamiento en procesos o innovación, sobre todo dirigido al Tercer Sector Social, las organizaciones sociales y a las administraciones públicas en lo que hace referencia a políticas sociales en general. En menor medida trabajamos con otros colectivos y empresas en temas de igualdad, recursos humanos, políticas de género, formación en liderazgo, etc.

El segundo ámbito es que tiene que ver con la Intervención directa, es decir, acción social directa con colectivos específicos de los diferentes ámbitos o subámbitos de lo que viene siendo la intervención social: menores, jóvenes del ámbito educativo, mujeres en situación de vulnerabilidad, personas mayores …)

Así mismo, procuramos que lo que hacemos en Intervención Social tenga un valor añadido de innovación y mejora. No nos vemos como una empresa prestadora de servicios o una organización social prestadora de servicios. Consideramos que nuestra misión, nuestro objetivo es mejorar el ámbito de la acción social y procuramos buscar proyectos innovadores que generen cambios inclusivos y sostenibles.

El tercer foco o ámbito de trabajo gira en torno al empleo inclusivo. Aquí, tenemos dos vías complementarias. La primera de ellas está vinculada a la mejora de la empleabilidad y por tanto a la formación, la orientación o la mediación. Está vía está muy vinculada al Servicio Vasco de Empleo, Lanbide y a otros programas de empleo de administraciones públicas locales o forales.

La segunda vía es la de las empresas de inserción. En este momento, tenemos una activa que se centra en la gestión de instalaciones hosteleras y de alojamiento y manutención en muy diversos tipos y formas (alojamiento turísticos, sociales, deportivos y estudiantiles,…)

Tratamos de generar un negocio que sea sostenible y en el cual sea posible que una parte de la plantilla se pueda cubrir, con contratos de 2 o 3 años, con personas en situación de desventaja social.  Durante el periodo que dura el contrato hay un aprendizaje en el oficio y, además, hay un acompañamiento personal, un proceso de acompañamiento y aprendizaje que va trazando una ruta, un camino para mejorar su inclusión social y su empleabilidad. 

Por otro lado, durante los últimos años hemos apostado por un desarrollo territorial de nuestro plan estratégico. Una apuesta por acercar y compartir lo que hemos hecho y estábamos haciendo. fundamentalmente en Bizkaia con otros territorios cercanos. La impresión general es que hemos superado todas las expectativas, sobre todo en el territorio de Gipuzkoa.  

Desde hace unos años también hemos incorporado a nuestro ecosistema, un proyecto potente en Madrid. Un proyecto de intervención social con un desarrollo importante que trabaja en el ámbito de la exclusión con mujeres y jóvenes. Es un proyecto que tiene plena autonomía. Consideramos que Madrid es otra realidad, tiene otras dinámicas y es necesaria una gestión sobre el terreno.

Si hablamos de la misión de EDE Fundazioa, uno de los objetivos principales es el de la promoción del Tercer Sector Social de Euskadi y de todas sus redes. Para nosotras, un objetivo prioritario es la conformación de la sociedad civil organizada. Al final, esa manera de hacer, de procurar hacer con otros y otras, de generar redes y de estar y participar en ellas implica que estemos presentes en casi todas las redes que hay. Estas interconexiones y el estar presentes en todos los niveles nos permite tener una visión muy amplia y nos capacita para conectar aspectos y ámbitos intersectoriales e inter multinivel.

¿Cómo habéis vivido la pandemia?

La afectación en el trabajo ha sido una locura como en todas las entidades y organizaciones. Ha habido que adaptarse a unas circunstancias que cambiaban semana a semana. Apostar por el teletrabajo, parchear e improvisar, inventarse día a día. Por su parte, el equipo lo ha dado todo y hemos terminado agotadas, pero manteniendo el tipo.

Desde una lectura más estructural la afectación en lo que es conocimiento e intervención no ha sido especialmente mala, es decir, ha habido muchos problemas, pero mal que bien se han ido buscando soluciones y alternativas. Hay cosas que, lógicamente, se han caído, sobre todo el terreno de la intervención.

Sin embargo, donde más se ha notado el efecto “negativo” de la pandemia ha sido en la empresa de inserción laboral. Al igual que en todo el sector de la hostelería, se ha vivido una mala situación durante mucho tiempo y las consecuencias a nivel económico y sobre todo laboral han sido importantes. A día de hoy, parece que el sector hostelero empieza a recuperarse y los procesos de inserción han vuelto a activarse.

Pero todo no ha sido negativo, en estos meses hemos visto como muchos procesos de cambio se han acelerado. Desde un punto de vista estratégico nos ha obligado a repensar estrategias y líneas de pensamiento. Desde el punto de vista operativo hemos incorporado aprendizajes y metodologías nuevas y necesarias. En 8 meses hemos pegado un adelanto de 5 años. Por ejemplo, hemos mantenido el trabajo con las mujeres, con las personas mayores, incorporando elementos digitales en la intervención, nos hemos capacitado todas las personas en sistemas de trabajo virtuales….

Además, en este tiempo hemos empezado a abordar un proyecto de reforma y adaptación integral en nuestro edificio que se va a desarrollar en el medio plazo, combinando de otra forma los elementos primigenios que concurren en el edificio (intervención social, alojamiento social, restauración social…) y reforzando los elementos de integración, normalización, innovación y sostenibilidad.

Estos cambios también se han hecho evidentes en el plano organizativo donde se han producido cambios que han llegado para quedarse.

A nivel operativo, hemos tenido que tomar decisiones y abordar proyectos de alto nivel que antes de la pandemia nos estábamos planteando, grandes proyectos que hemos incorporado a la organización. En los próximos meses y años van a generarse cambios estructurales bastante importantes a nivel sectorial y de políticas y consideramos que tenemos que estar ahí.

Esta visión clara de lo que tenemos que hacer en EDE Fundazioa surge, por un lado, gracias a la diversidad de servicios que tenemos. Una organización grande permite el desarrollo de la polivalencia. Nuestros perfiles son muy diversos, desde la gestión de la formación, la intervención psicológica o educativa, la investigación, la consultoría, o los perfiles de hostelería, limpieza… Pero no sólo, esta visión también es posible, en gran medida, gracias a la labor del equipo de dirección y gestión. EDE Fundazioa cuenta con un equipo directivo y de coordinación muy potente y desplegado a lo largo y ancho de la organización. La riqueza de miradas nos permite saber de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos.

¿Cómo valoráis desde EDE Fundazioa el formar parte de una red como GIZARDATZ?

Gizardatz es una de las redes promovidas por EDE Fundazioa de manera directa. La primera sede de Gizardatz estuvo localizada en nuestras oficinas y José Puyo, actual Director de EDE Fundazioa, estuvo en el núcleo inicial. Posteriormente hemos mantenido

Gizardatz es una de las redes promovidas por EDE Fundazioa de manera directa. La primera sede de Gizardatz estuvo localizada en nuestras oficinas y José Puyo, actual director de EDE Fundazioa, estuvo en el núcleo inicial. Posteriormente hemos mantenido el compromiso formando parte de la Junta Directiva de forma continuada y actualmente hemos asumido la presidencia desde EDE Fundazioa.

Teníamos claro que había que normalizar los marcos laborales del sector y nos fijamos en los primeros convenios de intervención que se estaban firmando en Madrid y Barcelona. Sabíamos que algo similar era necesario aquí.

Teníamos que formalizar un marco laboral en Euskadi y para ello había que crear una patronal social y lo hicimos. Era necesario. Gizardatz tenía que ocupar ese ámbito.

La función de Gizardatz es imprescindible para el normal desarrollo de las relaciones laborales de las personas y entidades que trabajan en el Tercer Sector Social.

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